Los recientes sucesos violentos en los campamentos de refugiados palestinos de la enfermiza lucha de los palestinos que ruge en Gaza, son un recordatorio marcado de la inherente estabilidad de la presente cultura palestina y el ascenso del fundamentalismo dentro de la población.
Junto con la explosión en el Líbano, han tenido lugar semanas de combates urbanos en Gaza entre terroristas de Hamas y Fatah. El rais palestino Mahmoud Abbás ha pedido la reanudación de las negociaciones con Israel mientras Hamas ha rechazado esta posibilidad. La violencia entre palestinos también anunciaba una nueva oleada de cohetes Kassem lanzados contra Israel – más de 150 en las últimas semanas.
En el Líbano, parece que los campamentos de refugiados han sido tomados en la práctica por una facción terrorista nueva vinculada Al Qaeda llamada Fatah al Islam. Epicentro desde hace tiempo del fundamentalismo faccional en el Líbano, los campamentos palestinos son una incubadora para el cultivo y la exportación de terroristas. Un denominador común entre la crisis de los refugiados en el Líbano y la violencia en Gaza es la implicación de la Agencia de Ayuda y Labores Humanitarias de la ONU (UNRWA). Fundada en 1949 tras la aprobación de la resolución 194 de la ONU, la organización iba a ocuparse de de la ayuda inmediata y los proyectos de trabajo más a largo plazo diseñados para hacer autosuficientes las comunidades de refugiados, a falta de resolución política.
Este grupo es un organismo único que no tiene ningún paralelo en el sistema de la ONU. Millones de refugiados en todo el mundo están a cargo de la responsabilidad del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, que pretende reasentar y rehabilitar a los refugiados. Pero la entidad de ayuda fue creada como organismo desvinculado cuya jurisdicción son únicamente los palestinos. La UNRWA define el término “refugiado” en el sentido más amplio, incluyendo no solamente a aquellos árabes que huyeron de los territorios que albergan Israel, sino también aquellos que permanecieron en sus casas y perdieron su fuente de recursos como resultado de la guerra. Hoy, esto incluye a los hijos de refugiados de tercera y cuarta generación, hasta a aquellos que tienen solamente un progenitor refugiado palestino.
Históricamente, la UNRWA es el principal vehículo de perpetuación de la obsesión con el conflicto árabe-israelí de las Naciones Unidas. En contradicción con el colectivo de derechos humanos, la UNRWA es un aparato que mantiene el estatus quo; la entidad carece de incentivos para desarrollar una resolución del problema de los refugiados palestinos. Como uno de los mayores patronos en los países anfitriones se tienen campamentos de refugiados palestinos, la UNRWA se abastece de personal in situ principalmente a través de los palestinos locales – más de 23.000 de ellos, con solamente alrededor de 100 profesionales internacionales de la ONU. El patrón de contratar dentro de la población a la que se atiende también es único dentro de la constelación de organizaciones de la ONU – el UNHCR considera conflicto de intereses contratar para la agencia al objeto de su ayuda. La burocracia ha generado una infraestructura de dependencia en la que los refugiados palestinos dependen de los servicios de la UNRWA (asistencia médica, empleo, educación) pero no planea ni implementa ninguna solución que pueda poner en peligro la vida útil de ellos convirtiéndolos en asunto antiguo.
La UNRWA sirve como herramienta crucial de legitimidad para el tema de los refugiados palestinos – mientras la organización permanezca activa, ¿cómo podría alguien cuestionar el problema de los refugiados palestinos? Por tanto se trata de una situación oximorónica: a pesar de la desconexión israelí de Gaza en el 2005 y la creación en 1993 de una Autoridad Palestina con jurisdicción sobre los campamentos de refugiados palestinos en Gaza y el West Bank, la UNRWA sigue siendo el principal proveedor de servicios sociales, médicos, educativos y profesionales para la residencia de los palestinos en los campamentos “de refugiados”. Esto contraviene cada uno de los principios de integridad territorial normal y autonomía.
El presupuesto de la UNRWA ha sido sufragado por muchas naciones, al cual los Estados Unidos y otras naciones occidentales vienen siendo los principales donantes. Para el 2000, el presupuesto de la UNRWA era de 365 millones de dólares. La UNRWA está asediada por las dificultades burocráticas y no ha escapado a los conflictos internos que han desbordado el panorama político palestino. Más preocupantes son las extendidas informaciones de terrorismo procedente de las instalaciones supervisadas por la UNRWA – incluyendo francotiradores en escuelas dirigidas por la UNRWA, fábricas de explosivos en campamentos de la UNRWA, y el transporte de terroristas a sus destinos en ambulancias de la UNRWA.
Todo esto debería molestar a los americanos, porque la financiación norteamericana supone más de un tercio del presupuesto de la agencia – de modo que los dólares americanos están financiando actividades terroristas de un modo bastante directo. Y ahora, ese terrorismo no solamente trata de luchar contra Israel. La infiltración de al Qaeda en los campamentos del Líbano señala que tales actividades casi seguro se estarán dando en otras partes – en el sur del Líbano, en Siria, en Jordania y en Gaza y el West Bank. En combinación con otros actores terroristas que buscan fomentar la inestabilidad y ganar influencia (Hamas, Hezbolá, la Jihad Islámica, Fatah, etc) a expensas de la estabilidad regional, las perspectivas de la exportación del terror son sobre todo alarmantes.
No es por tanto sorprendente que la agenda de los palestinos – y la simpatía hacia la causa de los palestinos – se haya infiltrado en cada instancia de Turtle Bay. Ha engendrado el apoyo árabe y occidental a la deslegitimación de Israel. Librar la guerra contra el terror entraña clausurar aquellas instituciones que perpetúan la ideología que extienden los grupos islamistas La UNRWA y la ONU en conjunto se han transformado en una máquina propagandística de tal pensamiento. América, en calidad de responsable debería examinar muy de cerca a qué se dedica el dinero. Es crucial que Estados Unidos busque una entidad internacional real que represente a la comunidad global y que se base simplemente en los mitos que entidades como la UNRWA pretenden vendernos.